“Un adjetivo, un nombre, un verbo y un estilo”. Esta estructura sintáctica podría ser la sugerencia para la redacción una oración de un estudiante de primaria, quien se está familiarizando con un forma simple de contar una narrativa. Sin embargo, esa secuencia no pertenece al ámbito educativo tradicional sino a un campo tecnológico que está transformando nuestra manera de producir textos, videos, sonidos e imágenes. Según sugiere Microsoft, esa fórmula es una de las maneras más efectivas para crear imágenes con inteligencia artificial.
Las imágenes súper realistas generadas digitalmente no paran de sorprendernos. Hemos visto al propio Papa Francisco usando una campera súper acolchada que parece un cantante de trap más que el líder de la iglesia católica, como así también al expresidente Donald Trump peleando con policías para evitar su arresto. Todas imágenes falsas pero que se viralizaron a una velocidad inédita primero a través de Reddit y luego por Twitter hace pocos días. La mayoría de la gente creyó que eran verdaderas y el impacto despertó un nuevo debate sobre las noticias falsas y la dificultad que tendremos cada vez más para encontrar evidencias de lo real. El creador de la postal del Papa contó al medio norteamericano Buzzfeed News que logró estas imágenes con Midjourney, una de las plataformas que más popularidad adquirieron en las últimas semanas para crear, desde cero, escenarios que van desde lo bizarro, lo real o lo onírico. “Intento hacer cosas divertidas o arte psicodélico, es lo que normalmente hago. Y se me ocurrió: ‘Debería hacer al Papa. El Papa con un abrigo de Balenciaga, Moncler, caminando por las calles de Roma, París’, cosas así”, explicó el creador. Esa fue su fórmula, que al decirlo parece sencillo, pero por la calidad de sus resultados demostró grandes conocimientos sobre cómo llevar casi a la perfección un pedido a la inteligencia artificial.
La popularidad que adquirió Midjourney luego de estos hechos devino en el cierre de sus versiones gratuitas. Hasta hace dos semanas se podía utilizar su modelo a través de Discord, con el que también se podían subir una foto original y pedir a la inteligencia artificial que realizara nuevas versiones de la imagen. “Usar esa foto y crear un personaje con el estilo de Tim Burton” podía ser, por ejemplo, una fórmula para pedirle a la plataforma. Los resultados eran increíbles. David Holz, el director ejecutivo de la empresa contó que hubo “una demanda extraordinaria” y un “abuso de las pruebas” por parte de los usuarios. Todo el mundo quería crear sus propias versiones como las del Papa o las del expresidente norteamericano. Sin embargo, Midjourney sigue en funcionamiento, solo que ahora está disponible con planes de suscripción que parten de los 10 dólares mensuales.
Por ahora se pueden utilizar otros generadores de imágenes de manera gratuita como Image Creator o Dall-E. La primera es un producto de Microsoft que utiliza la tecnología generada por OpenAI, la empresa que desarrolló el popular ChatGPT, quienes también son los creadores de Dall-E. Ambas funcionan en sitios web en los que solo hay que registrarse o recuperar la vieja cuenta de Outlook, Hotmail o Live. En el caso de Image Creator el usuario contará con créditos para gastar en la generación de “prompts”, es decir, las órdenes y especificaciones que se enviarán a la inteligencia artificial. Dichos créditos se renuevan a diferencia de Dall-E, el cual cuenta con un número limitado de pedidos. Otra plataforma gratuita y que devuelve buenos resultados es Stable Diffusion, pero sin dudas, la mejor y con un grado de mayor realismo hasta ahora es Midjourney.
La fascinación que están despertando las imágenes creadas por inteligencia artificial también genera preocupaciones por el grado de perfección al que llegaron rápidamente sus modelos de desarrollo. Se desató además una competencia entre plataformas para mejorar sus resultados y al mismo tiempo un nuevo modelo de negocio que se pondrá a prueba. Pero además del debate por la veracidad de las imágenes surge también una profunda pregunta por quienes hasta ahora son los creadores genuinos de fotografías, dibujos, pinturas, animaciones. ¿Cómo cambiarán sus profesiones? ¿Surgirán nuevos trabajos a partir de este nuevo escenario? ¿Quién validará lo “verdadero”? Son, sin dudas, cuestiones incómodas, pero dada la velocidad de estas transformaciones, más vale inquietarnos y pensar de manera urgente cuál será el valor humano que aportaremos de ahora en más.